El futbolista Ibai Gómez llegó al Deportivo de La Coruña con el aura de haberse desempeñado más que bien en todo un Athletic Club de Bilbao y con el deseo de ser una de las grandes figuras de Primera Federación, tercera categoría del fútbol español. Pese a que fue él mismo quien se ofreció al club el pasado verano, eso sí, después de un período de inactividad sólo interrumpido por el tiempo que jugó en un club iraní con un contrato de 40 días, el vasco ha tomado la decisión de abandonar A Coruña y, con toda probabilidad, también el fútbol.
Su aspecto físico ya levantó todas las alarmas desde el mismo día de su presentación y es que el jugador que llegó a la ciudad gallega era muy diferente del que los deportivistas recordaban de sus partidos con el Athletic. Esa silueta tan particular se vendió como una consecuencia del trabajo en el gimnasio y no como el fruto de una dieta desequilibrada, pero los escasos minutos disputados y lo poco que Ibai los aprovechó terminaron por certificar que el atacante no era apto para jugar en el Deportivo y para ayudarlo en su objetivo del ascenso.
Su aspecto físico ya levantó todas las alarmas desde el mismo día de su presentación y es que el jugador que llegó era muy diferente del que los deportivistas recordaban de sus partidos con el Athletic
Si algo han sabido reconocerle los aficionados a Ibai, como ha quedado claro a través de las reacciones a la noticia en las redes sociales, es su honestidad a la hora de reconocer que sus años como futbolista han finalizado y de hacerse a un lado para que otro ocupe su lugar. La parroquia blanquiazul sí ha cargado sus iras hacia la directiva, cuya nefasta gestión deportiva llevan tiempo criticando por cuestiones como fichar jugadores por el nombre, aunque estén ya de vuelta de todo, y poner un tapón a la llegada de canteranos al primer equipo.
Lo cierto es que fichajes como el de Ibai llamaron mucho la atención pues, por más de que fuera el propio jugador el que se puso en contacto con el club y pese a esa cierta inactividad que acumulaba, no dejaba de ser un futbolista que hace poco más de un año todavía corría por los campos de Primera. «Tiene que haber un truco», comentaban algunos deportivistas al respecto, pero manteniendo la esperanza de contemplar en Riazor el espectacular golpeo de balón que había mostrado el atacante vasco en repetidas ocasiones a lo largo de su carrera.
«Sólo puedo decir que voy a intentar dejarme el alma cada día», había manifestado Ibai el día de su presentación con el Deportivo, sin siquiera sospechar que su paso por el club coruñés iba a terminar por ser un estrepitoso fracaso.
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