Cinco películas taurinas (por José Luis López Casado)

películas taurinas

La tauromaquia siempre ha estado asociada a las artes, también al cine, que cuenta con un interesante muestrario de películas taurinas. Sé que muchas personas no estarán de acuerdo y es algo razonable desde su punto de vista, sin embargo, desde prisma de otras personas, se puede opinar de forma diferente y es que las opiniones son como las cabezas, cada persona tiene la suya.

Volviendo al tema que nos ocupa, la literatura ha abordado la fiesta de los toros en múltiples ocasiones. El filósofo Ortega y Gasset consideraba impensable estudiar la historia de España sin tener en cuenta las corridas de toros. También era notoria la afición por la tauromaquia de uno de nuestros inmortales pintores, Francisco de Goya, que le dedicó a los toros toda una serie de grabados.

El gran poeta Federico García Lorca afirmaba: “El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España,  increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que la de los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo”. Son, por cierto, palabras pronunciadas por alguien que vivió en sus carnes la sinrazón de la intolerancia y pagó con su vida su derecho a opinar le pesara a quien le pesara.

Federico García Lorca manifestó que «la de los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo» y Ortega y Gasset consideraba impensable estudiar la historia de España sin tener en cuenta las corridas de toros

La escultura también se ha inspirado en los toros. Basta con acudir a una plaza de toros tan emblemática como la de Ronda para contemplar esculturas taurinas en todo su esplendor y grandeza. El mítico Antonio Ordóñez preside el acceso al coso taurino de la que muchos consideran como la cuna de la tauromaquia.

Incluso los dibujos animados se han acercado al universo taurino en diversas ocasiones. Quiero destacar, de entre todas las películas animadas taurinas, Ferdinand, el corto animado filmado por Walt Disney que ganó el Oscar al mejor cortometraje de animación en 1938. También quiero hacer una breve mención a otros cortos animados como los de Tex Avery y su tenaz perro sabueso Droopy, que se enfrentó alguna vez a un toro. Otra que se paseó por un ruedo fue la pantera rosa, en el corto Torero Rosa. Ni siquiera Bugs Bunny  se libró de poner a prueba su inteligencia frente a la fuerza bruta de un fiero morlaco.

La literatura, la escultura, la pintura y, por supuesto, la música. La culpa fue del cha-cha-chá, de Gabinete Caligari, utiliza la terminología taurina para hablar de una de tantas técnicas para ligar en una discoteca.

No me he olvidado del cine, que en varias ocasiones ha reflejado la grandeza y las miserias de la fiesta nacional, el orgullo y la soberbia. Una vez más, no ha sido tarea fácil escoger sólo cinco películas. Se han realizado grandes películas con los toros como pretexto: Sangre y arena, tanto en su versión muda, con Rodolfo Valentino, como en ese derroche  multicolor con Tyrone Power y Rita Hayworth y con una imagen para el recuerdo, la de John Carradine, el padre de David Carradine (el de Kung Fu para una generación y el de Kill Bill para otra), vestido de luces. Incluso ha dado unos cuantos capotazos en una plaza Herbie, el Volkswagen de las películas de Disney. Otras películas taurinas, en mayor o menor medida, se acercan más al neorrealismo, como Los Golfos, de Carlos Saura, y la siempre omnipresente Currito de la cruz.

Las cinco películas taurinas elegidas tienen un nexo en común, la eterna lucha entre Eros y Tánatos, la dicha y la desesperación, el amor y el desprecio, la vida y la muerte.

El torero y la dama (Budd Boetticher-1951)

El torero y la dama

La primera de estas cinco películas taurinas resultó para mí una auténtica sorpresa, una cinta de la que no esperaba nada y que, al final, me acabó gustando y sorprendiendo en igual medida.

Nadie esperaría una película sobre toros de un director especialista en películas del oeste y, desde luego, ver a un actor americano como Robert Stack vestido con traje de luces, nos hace pensar en estereotipos, arquetipos y tópicos, pero nada más lejos de la realidad.

La película arranca con un plano de la puerta de toriles y una voz en off: “Esta es la puerta del miedo, no es más que una puerta ordinaria de madera pintada de rojo, pero detrás de ella está la muerte. Esta es la muerte: un toro de lidia”.

La tarde se presenta emocionante, los toreros se preparan para el paseíllo y la plaza es un clamor en cuanto el gran maestro hace su aparición. Se abre la puerta y sale el toro. Parece que ha habido suerte y el astado es bravo y serio, como dirían los que entienden. Capotazos firmes, que obligan al toro a seguir el engaño y el público entregado. Entre los espectadores, un grupo de americanos que observan con atención, respeto y curiosidad la faena que se desarrolla en la arena.

Unas horas después, el matador, su familia y sus amigos festejan el éxito. Corre el champán y las risas se acomodan entusiastas mientras el grupo de americanos observa con envidia lo que ocurre a pocos metros de allí. Uno de ellos, con decisión, decide acercarse a conocer al torero. Tras unos minutos de desconcierto, al pensar el grupo que se trata de un aficionado en busca de autógrafo o de estrechar la mano que hace unas horas se alzaba victoriosa entre aplausos y aclamaciones, logra hacerse un sitio entre ellos.

Es entonces cuando se produce un intercambio de aficiones. El americano aprenderá a torear y el maestro mejorará su técnica de tiro al plato. Poco a poco, con esfuerzo, dedicación y entrega, el gringo está listo para una tienta en la finca.

A pesar de lo que podamos pensar, en esta película, el papel de la mujer no es de acompañante sufrida o de trofeo, sino todo lo contrario. La mujer del torero es fuerte y, al mismo tiempo, comprensiva. Comparte la pasión de su marido y en ningún momento se obsesiona con la muerte, sabe que hay que convivir con ella y que es parte de la fiesta, como lo es de la vida. Defiende a su marido con uñas y dientes y sabe ser comprensiva con las debilidades ajenas.

Para comentar las suertes del toreo me voy a basar en la obra Cuadernos de aula taurina: Las suertes del toreo, editado por la Junta de Andalucía. El conjunto de suertes que se desarrollan en la plaza compone lo que llamamos lidia, que se divide en tres tercios: el tercio de varas, el tercio de banderillas y el tercio de muerte.

Blancanieves (Pablo Berger-2012)

Blancanieves

El conocido cuento infantil contado en glorioso blanco y negro y utilizando la fiesta taurina como metáfora de la vida, la venganza y la muerte. El destino juega sus cartas, retorciendo la vida de Blancanieves, la de su padre y la de su madrastra. Esta última, con la muerte oculta en sus acciones y con la venganza reflejada en sus ojos, quiere destruir a su hijastra, que renacerá de sus cenizas convertida en matadora y con la ayuda de siete enanos que, de feria en feria, van entreteniendo a su público.

Película parca en intertítulos, sustituidos por una banda sonora brillante que subraya y reafirma emociones. Capotazos de filigrana y aplausos ensordecedores son la recompensa que recibe Blancanieves cuando se tiene que enfrentar a un ser más peligroso que su madrastra. Sin embargo, descuidarse y bajar la guardia, tarde o temprano, pasa factura, en forma de astifino estilete que corona la testuz del morlaco o, como en este caso, de una lustrosa y jugosa manzana envenenada.

Pandora y el holandés errante (Albert Lewin-1951)

Pandora y el holandés errante

Mito y realidad se dan de la mano en esta obra de mi lista de cinco películas taurinas, famosa sobre todo por el idilio en la vida real entre Ava Gardner, a la que calificó en su época, como el animal más bello del mundo, y Mario Cabré, que en la película interpreta al torero posesivo Juan Montalvo.

Las pasiones desatadas llegaron a tal punto que Frank Sinatra, marido por entonces de la Gardner, viajó a España, lugar del rodaje, para de una forma pasional y visceral acabar con la vida del arrogante actor, plan que, afortunadamente, no llevó a cabo. Además, tras bajar por la escalerilla del avión, se encaró con Ava Gardner y la abatió con un sonoro y sonado bofetón, demostrando ser tan animal o más que los mostrados en la gran pantalla.

Volviendo a los toros, la suerte de capa tiene como finalidad quitar bravura al toro, con la intención de poder realizar una faena no exenta de peligros más tarde. A partir de este momento, hace acto de presencia el picador que, montado a caballo clava la garrocha en el astado para, una vez más, restarle algo de fuerza.

En esta película, Pandora, movida por la curiosidad, decide acercarse nadando al barco que preside la bahía de Ensenada, nombre ficticio que recibe el pueblo de Tossa de Mar. Una vez a bordo, observa a alguien concentrado en la realización de una pintura que no puede ver desde su posición. Dentro de la estancia y tras varios intentos de captar la atención de aquel hombre, lo logra y, por fin, consigue ver el cuadro. Se trata de Pandora que, según la mitología, era la culpable de extender los males por el mundo tras abrir la caja en la que estaban encerrados.

Hasta ese momento, el amor para ella simplemente era una forma de lograr que los pretendientes acatasen su voluntad, fuese la que fuese, una forma de demostrar que era la que tenía el poder. Montalvo, matador de toros, pasional, visceral, cruel, soberbio y posesivo, quiere obtener el amor de Pandora, sin embargo, ésta es capaz de clavar su indiferencia con la intención de restar bravura al cruel torero.

Fascinada por el holandés, aunque desconociendo el triste destino que le ha acompañado durante muchos, muchos, años, encuentra el amor, y al mismo tiempo, el sentido de la palabra entrega hasta las últimas consecuencias.

Manolete (Menno Meyjes-2008)

Manolete

El tercio de banderillas tiene como objetivo recuperar o avivar al toro, aplomado en el tercio de varas. También tiene otra finalidad, la de ver el comportamiento del toro cuando toma el capote del subalterno que lo pone en suerte y durante la ejecución de los pares de banderillas, comportamiento que el matador deberá tener en cuenta en la faena de muleta.

Al comienzo de esta película sobre Manolete, una voz en off nos dice algo que tendrá una gran trascendencia a lo largo de la película sobre lo peligrosa que es la adoración de la afición por un torero: “Esta clase de adoración es un peligro para un torero. Nosotros decimos que el público es el toro más peligroso de la arena. Cuanto más adora al torero, más le exige”.

La película narra en paralelo el comienzo de la relación con Antoñita Lupe Sino y el fatídico día en que se produce la cogida que acabó con la vida del torero.

Lupe es una persona vital, que huye de los convencionalismos y del encorsetamiento de su época. Como le dice a Manolete su ayudante en un momento de la película, “ella se comporta como un hombre”, forma un tanto despectiva de decir que, para ella, el compromiso podía significarlo todo o nada, que las relaciones duran lo que quiere que duren y que no es la sombra de nadie y, mucho menos, un trofeo, un premio o una posesión de Manolete.

Por otro lado, los tiempos están cambiando y lo nuevo sustituye una vez más a lo viejo. Luis Miguel Dominguín representa lo nuevo, aunque conservador, mientras que Manolete es el pasado, perjudicado por su relación con Lupe ante los ojos vigilantes del régimen y su interpretación de las buenas costumbres.

Se ha dicho muchas veces que más cornadas da el hambre, sin embargo, la obsesión por mantener una relación, cuando una de las partes la entiende como posesión o simplemente quiere algo distinto, puede resultar muy nociva, peligrosa y mortífera y si se rubrica con un fatal desenlace en la plaza, mucho más.

Lupe aguanta la mirada del matador, sabe que es el momento de actuar. Un cambio de vida y de escenario es lo ideal, sobre todo si se quiere tener familia. La respuesta negativa la sume en una profunda tristeza y sabe que el futuro ya no va ser cosa de dos. Él ama su trabajo y, lo que es peor, tiene una amante mucho más exigente y que no acepta infidelidades, la muerte.

Cada reproche, cada crítica, cada exigencia del régimen, cada rechazo, el egoísta e interesado comportamiento de su familia y la opinión pública, tan mezquina como cambiante, son banderillas que preceden al abrazo eterno sin fin y sin esperanza en forma de herida incapaz de cerrarse y por la cual se desangra la vida a borbotones.

Matador (Pedro Almodóvar-1986)

Matador

La quinta de las películas taurinas de esta lista es, desde mi punto de vista, la más redonda rodada por Almodóvar. En esta ocasión y llegados al último tercio, el de la muerte, quiero citar las palabras pronunciadas por Diego, el matador retirado que se dedica a enseñar el arte taurino a jóvenes promesas:

El arte de matar: Si toreas a un toro bravo bien, lo tienes que matar bien, porque matarlo mal es una desgracia para el torero y para el toro; para el torero porque no hace honor a su nombre, matador, y para el toro porque, entonces, se traiciona su entrega y su bravura. Cuando aparece en el ruedo, el torero examina al toro a lo lejos y decide cómo debe torearlo, antes de citarlo ya sabe porque pitón va a embestir. Una buena estocada es siempre el resultado de una gran faena y en toda gran faena hay un momento en que el toro deja de embestir pidiéndonos la muerte, enseñándonos su muerte. La estocada como mandan los cánones ha de clavarse en lo alto del morrillo, en la cruz, donde se juntan las paletillas.”

Considero que estas palabras, escritas por el propio Pedro Almodóvar y por Jesús Ferrero, resumen perfectamente el momento cumbre de toda faena.

En la película, estamos ante la historia de dos seres unidos por la muerte, que la respiran y la sienten de forma pasional. Una vez más, el papel femenino no es de entrega y dedicación o meramente ornamental, sino el de una mujer competente en su trabajo y en su afición, que respira tragedia en cada poro de su piel y que trata por todos los medios de no sucumbir a la fascinación que siente por Diego, torero retirado que sigue aferrado a su profesión aunque sea como enseñante. Sin embargo, es un matador, siempre lo ha sido y siempre lo será. Se siente atraído hacia María y cuánto más lo rechaza ésta, más empeño pone en estar a su lado.

Dos matadores siempre tratarán de compararse, de luchar por ver quien realiza la mejor faena, por ver quien logra el éxito y el triunfo y ese exceso de entrega se traduce a veces en una confianza y un descuido que permiten que la muerte haga acto de presencia.

Pocas veces Eros y Tánatos se han reflejado con tanta belleza. El público comienza de forma ordenada a abandonar la plaza, todo ha terminado, para bien o para mal, la faena representada ha llegado a su fin.

Antes de terminar, como remate, quiero incluir estas palabras que aparecen en los intertítulos del comienzo de la versión muda de Sangre y arena de Fred Niblo.

“A lo largo y ancho de todo el mundo, la crueldad se oculta como espectáculo para satisfacer la necesidad del hombre por la emoción. Desde tiempos lejanos, la humanidad se ha congregado para observar como el hombre mide sus fuerzas contra las bestias. Para el español, la afición por las corridas de toros es innata. Tras una herencia de invasiones y guerras, los toreros personifican la valentía de los caballeros de antaño”.

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