La confirmación de que A Coruña será una de las sedes del Mundial 2030 que organizarán España, Portugal y Marruecos (también habrá algunos partidos en países sudamericanos) es una excelente noticia para la ciudad gallega y para sus habitantes, si bien la necesidad de someter al estadio de Riazor a una profunda reforma deja algunas incógnitas para los aficionados del Deportivo, que se ven abocados a sufrir, en las próximas temporadas, molestias como el cambio de su localidad o el traslado a otro recinto.
Las obras que se acometerán en el estadio de Riazor van mucho más allá del aumento de su capacidad hasta llegar a los 45.000 espectadores de aforo que, en principio, es el mínimo exigido por la FIFA para cualquier sede mundialista. Los estrechos accesos a algunas gradas, un verdadero peligro en caso de evacuación; los obsoletos aseos, impropios de la casa donde disputa sus partidos un club de fútbol profesional; o la falta de plazas para el estacionamiento de vehículos en las inmediaciones son otras de las cuestiones sobre las que deberán incidir los trabajos de reforma.
Lo cierto es que el de Riazor obtuvo la más baja de las puntuaciones de cuantos estadios de Europa y Marruecos resultaron elegidos para acoger la cita mundialista. Los organizadores a los que correspondió la decisión advirtieron de carencias en cuestiones como la movilidad, además de dejar claro que el aumento del aforo es algo irrenunciable.
Junto a la preocupación por la necesidad de cambiar de ubicación e incluso de ciudad para algunos partidos del Deportivo, los aficionados del conjunto coruñés han expresado sus dudas acerca de la posibilidad de llenar un estadio de Riazor tan grande como el que resultará tras la reforma más allá del Mundial y es que muchos temen perder, al menos en parte, el maravilloso ambiente que existe cuando su equipo juega en casa.
Esas dudas las han manifestado los propios responsables del club que, ya antes de la confirmación de que A Coruña será sede mundialista, advirtieron de la necesidad de pensar muy bien qué hacer con el estadio, recinto que, eso sí, es de propiedad municipal y no del Deportivo. «Creemos que hay que ponerle mucho sentido a todo esto», apuntó hace unos días el consejero delegado del Deportivo, Massimo Benassi.
¿Quién pagará las obras?
Aunque todavía quedan incógnitas a despejar, ya se conocen algunos detalles acerca de la financiación de las obras de reforma necesarias para convertir a Riazor en un estadio digno de un Mundial. El 70% de la factura, corresponderá a las administraciones públicas, concretamente al Ayuntamiento, a la Diputación provincial de A Coruña y a la Xunta de Galicia. Si bien el Gobierno autonómico deseaba que ese 70% se repartiera a partes iguales entre las tres administraciones, la Diputación ya se ha apresurado a decir que para ella sería imposible asumir semejante inversión, por lo que serán necesarias nuevas reuniones de negociación para fijar el reparto definitivo.
En cuanto al 30% restante, ya se sabe que corresponderá a la iniciativa privada. Aunque hay ciertas sospechas, pues todos los coruñeses saben que cada vez que hay grandes proyectos en la ciudad siempre están implicadas las mismas empresas, todavía no se conoce de forma oficial quiénes acometerán esos pagos. Lo que sí se sabe es que las empresas que participen obtendrán a cambio la posibilidad de participar también en la explotación del recinto, es decir, de hacer negocio en el estadio.