Es difícil contentar a todo el mundo cuando se organiza una fiesta o cualquier otro tipo de evento, pero la fiesta del ascenso del Deportivo de La Coruña que se celebró este fin de semana en diferido (el ascenso se consumó hace dos semanas) ha generado un inusitado volumen de reproches, en su mayoría dirigidos hacia lo que ocurrió sobre el césped del estadio de Riazor al finalizar el último encuentro de la temporada y, en concreto, hacia el speaker del club.
Los deportivistas tenían ganas de fiesta, pero quizás no tanto de verse obligados a escuchar, uno por uno, los nombres de todos los jugadores, cuerpo técnico y personal del club. Y eso fue justamente lo que ocurrió y, todo ello, acompañado de unas alocuciones del speaker plagadas de tópicos, como el de «Coruña entera se va de borrachera», y de chascarrillos que a casi nadie le hicieron gracia.
Para los más críticos, el speaker quiso convertirse en protagonista de una fiesta que, desde luego, no era para él, sino para los jugadores y para los aficionados que llenaron las gradas del estadio de Riazor para un partido en el que su equipo ya no se jugaba nada. Hay que decir que, pese a lo tedioso de la ceremonia, la mayoría de los deportivistas aguantaron estoicamente hasta la finalización de una ceremonia que ya empezó tarde debido a la escasa pericia de los técnicos encargados de colocar el arco bajo el que se iban ubicando los futbolistas y demás personal de la plantilla tras ser anunciados por el speaker.
El médico, el masajista, el utillero, el psicólogo, el nutricionista… Todos ellos desfilaron por el césped de Riazor ante un público que se preguntaba si en la tercera categoría del fútbol nacional hacía falta tener una lista de empleados tan amplia.
«El que más desapercibido debía pasar una vez comenzada la fiesta (el speaker) fue el que se llevó todo el protagonismo. Lamentable. La fiesta es de la afición y de los jugadores, no vuestra. Por no hablar de que hubo momentos en el campo en los que casi se manda callar a la afición para seguir con esa insufrible presentación, que ya puestos podían presentar también a los socios uno a uno», escribió en la red social X (antes Twitter) el titular de la cuenta Orgullo Coruñés (@Buah_neno), que encontró muchos comentarios de aprobación a su análisis sobre el festejo en el estadio y sobre la actuación del speaker.
«La fiesta en el estadio era de la afición con los jugadores. Decidisteis convertirlo en una discoteca y llevar tú la voz cantante. Gran error», comentó Alex Soto (@_alexsoto11) sobre una publicación realizada por el propio speaker del club en su cuenta (@tomitx10).
Voltereta de Mella, ovación a Lucas y mensaje de Kiko Rivera
Pese a lo tedioso del formato de la celebración en el estadio y a la poca gracia del speaker, hubo momentos divertidos o intensos entre el aburrimiento. La voltereta en el aire que dio Mella cuando le llegó el turno para el paseíllo, la ovación que recibió Lucas Pérez y, sobre todo, la sorpresa final con el mensaje de Kiko Rivera, que se había ofrecido para hacer de DJ en la fiesta del ascenso al descubrir que los jugadores se motivaban con su tema El Mambo, fueron algunos de esos momentos.
También la música que sonó agradó al público, aunque algunos criticaron su excesivo volumen, que tapaba los cánticos de los hinchas que deben ser los sonidos predominantes en un estadio. Sweet Caroline, Sarà perché ti amo y Stamp on the ground sonaron por la megafonía del estadio y generaron bailes en las gradas.