Andrés Pena es el candidato de VOX a la Alcaldía del municipio coruñés de Ames y, según algunas encuestas, podría convertirse en concejal tras las elecciones del próximo 28 de mayo. Asume su pertenencia al partido de Santiago Abascal como un gran sacrificio que hace «por amor a España» y que le ha llevado a perder contacto con algunos de los que consideraba sus amigos. Defensor de la caza frente a la Ley de Bienestar Animal y de la propiedad privada y el libre mercado frente a la Ley de Vivienda, Andrés Pena critica el gasto superfluo que realizan las administraciones en cuestiones como las relacionadas con el colectivo LGTBI. Entre sus propuestas más llamativas destaca la de llevar la tauromaquia a Ames.
-Usted mostró unas imágenes de carteles electorales de su candidatura que aparecieron con pintadas con insultos. ¿Es más difícil hacer campaña con VOX que con otro partido?
-Lo cierto es que en Galicia hay una especie de apartheid contra VOX y nos cuesta incluso más tener espacios que en el resto de España. A veces, es como predicar en el desierto, aunque tengo que decir que hay una encuesta que nos da un concejal en Ames y eso nos anima a seguir. Quizás, los gallegos están menos acostumbrados que el resto de España a ver a VOX con normalidad.
-Imagino que usted está convencido de que se convertirá en el primer concejal de VOX en Ames.
-Sí. Nosotros estamos todos los días en la calle, con mesas informativas y hablando con los vecinos. Siempre se nos acerca gente diciendo que nos va a votar y que nos apoya. Hay muchas personas para las que el único partido en el que pueden confiar es VOX. Los que hacen las pintadas en los carteles son cuatro o cinco, no son más. Notamos el cariño de la gente día a día y estamos muy contentos. La verdad es que no esperaba tantos halagos y tanto cariño.
-¿Cómo llegó usted a VOX y a ser el candidato de ese partido a la Alcaldía del municipio de Ames?
-Yo soy un joven de 22 años y me metí en VOX, como simpatizante, a los 16 años. A partir de ahí, fui haciendo varias cosas para el partido. Empecé llevando asuntos de los jóvenes de VOX, luego asumí la comunicación del partido a nivel provincial y, como les hacía falta un candidato para Ames y yo ya era el coordinador de VOX en ese municipio, decidí dar el paso. Como soy creador digital, también llevo las redes del partido en la provincia de A Coruña.
«Para mí, lo más importante es España. Considero que Galicia es mi patria chica dentro de una gran patria que es España»
-Imagino que se valdrá de su conocimiento de herramientas como las redes sociales para que el mensaje de VOX llegue al mayor número de personas posible.
-Pues sí, Por suerte, tengo conocimientos sobre comunicación que nos están ayudando a llegar a mucha gente. La verdad es que estamos teniendo bastante éxito en lo que a comunicación se refiere.
-¿Ha tenido problemas en su vida personal por ser miembro de VOX?
-Cuando uno se presenta por VOX tiene que tener claro que la mitad de sus amigos van a desaparecer, como me pasó a mí. También es cierto que si esos amigos te dejan por eso, quizás tampoco eran tan amigos. Ser de VOX es algo que te marca y es un sacrificio bastante grande que yo estoy haciendo, como el resto de los candidatos, por amor a España. Es algo muy altruista, no es por dinero ni por nada de eso. Como dije, yo tenía amigos que, cuando se enteraron de que era de VOX o de que me iba a presentar, dejaron de hablarme y ya no quisieron saber nada más de mí. Lo que pasa es yo soy una persona que nunca me he callado y hay mucha gente a la que eso le choca. Ser políticamente incorrecto, muchas veces, genera discrepancias.
-¿Se siente usted antes español o gallego?
-Español. Para mí, lo más importante es España. Considero que Galicia es como mi patria chica dentro de una gran patria que es España.
-¿Cuál es su postura con respecto al cambio climático?
-Considero que el cambio climático, más que algo basado en la ciencia, es una religión fanática con unos dogmas. Lo que ocurre es que figuras globalistas a las que nadie ha votado nos están imponiendo una especie de religión que tenemos que obedecer. Si rechazamos esos dogmas o no obedecemos, nos mandan a una esquinita para que no opinemos. Yo lo que quiero es un conservadurismo en el medio ambiente. Quiero, por ejemplo, que los montes estén cuidados y limpios, pero no creo que el cambio climático vaya a provocar un apocalipsis.
«Nosotros nos oponemos rotundamente a la Ley de Bienestar Animal, porque hemos llegado a un punto en el que quienes nos gobiernan piensan que una persona tiene menos derechos que un animal»
-VOX se posicionó a favor de la caza y en contra de la Ley de Bienestar Animal recientemente aprobada. ¿Cuál es su postura al respecto?
-Los mejores conservadores del medio ambiente son los cazadores, los ganaderos… Toda esa gente es imprescindible para que se conserve la tierra que pisamos. Nosotros nos oponemos rotundamente a la Ley de Bienestar Animal, porque hemos llegado a un punto en el que quienes nos gobiernan piensan que una persona tiene menos derechos que un animal.
-La fiesta de los toros está en extinción en Galicia. ¿Qué opina usted sobre la tauromaquia?
-Pues mira, la verdad es que yo tengo algunas ideas para Ames que pueden parecer algo descabelladas y una de esas ideas es la de conseguir que, de alguna forma, la tauromaquia tenga presencia en Ames. La tauromaquia es la fiesta nacional y no puede ser que haya zonas de nuestro país que no puedan disfrutar de ella. A mí me gusta la tauromaquia, me parece una expresión de arte maravillosa.
-¿Qué le parece la nueva Ley de Vivienda?
-Estoy totalmente en contra de la Ley de Vivienda. Yo veo tintes comunistas en esa ley, porque va en contra del mercado libre que, en teoría, deberíamos tener en este país. En el mercado libre, el precio sube o baja por lo que dicta el propio mercado. Imponer precios a los bienes es una medida comunista que, en mi opinión, no debería poderse llevar a cabo.
«Si nosotros gobernáramos, los okupas no durarían ni dos días. La okupación es algo intolerable. Es terrible que el derecho a la propiedad privada no esté garantizado en este país»
-¿Y qué opina sobre la problemática de los okupas?
-En VOX decimos que al okupa hay que echarlo de una patada en el culo. Si nosotros gobernáramos, los okupas no durarían ni dos días. La okupación es algo intolerable. Es terrible que el derecho a la propiedad privada no esté garantizado en este país y que haya leyes que favorecen a los okupas y no a los propietarios.
-¿Qué le parecen las últimas políticas con respecto al colectivo LGTBI?
-A mí me importa muy poco lo que sea una persona, pero lo que no me gusta es que se dediquen, por ejemplo, a pintar bancos y otros elementos urbanos con los colores arcoíris. Ese dinero se está quitando de cuestiones que son más importantes, como los servicios públicos. Estoy en contra de todo ese chiringuito que se ha montado con el pretexto de la defensa de los derechos del colectivo LGTBI. Hay mucha gente que está recibiendo grandes cantidades de dinero público y que está viviendo de ello. Es una más de las corrientes de la Agenda 2030 que, como dije, es algo que nadie ha votado y que nos están imponiendo. Están adoctrinando a los niños en la Educación, enseñándoles cosas que no tienen por qué saber cuando aún son pequeños. Me parece algo muy desagradable todo esto.
«Estoy en contra de todo ese chiringuito que se ha montado con el pretexto de la defensa de los derechos del colectivo LGTBI»
-Si tuviera que elegir una sola de sus propuestas para Ames, ¿con cuál se quedaría?
-Con la de reducir el gasto político. Hay que reducir el número de asesores y de concejales y, en general, acabar con todo el gasto superfluo. El dinero, donde mejor está es en los bolsillos de todos los españoles y, en este caso, en los de los vecinos de Ames.
-Si el PP de Ames le necesitara para que su candidato fuera alcalde, ¿exigiría formar parte del Gobierno local?
-Hay experiencias previas en las que VOX apoyó al PP sin entrar en el Gobierno y en las que el PP no cumplió. Yo exigiría estar dentro del Gobierno local, siempre según la representación obtenida. Si VOX tiene un único concejal, podría estar en una concejalía mínima, pero eso bastaría para ejercer una labor de control.