A las sanciones económicas impuestas a Rusia y a la fuga de grandes multinacionales y marcas del país se suma una nueva consecuencia derivada de la guerra en Ucrania: la caída en picado de la reputación de Vladimir Putin en internet. Diferentes organismos y empresas encargadas de calibrar la fama y el prestigio de personas e instituciones en la red sitúan al presidente ruso como el personaje más odiado y el que con mayor frecuencia aparece ligado a términos negativos.
Guerra, fortuna personal, genocidio en Ucrania y envenenamiento son algunas de las palabras más asociadas al líder ruso cuando su nombre se escribe en los buscadores y es que en las primeras semanas de la invasión, entre el 24 de febrero y el 30 de marzo, y según los datos del Observatorio Español de Internet, el nombre de Putin apareció unido a más de 12 millones noticias negativas en lengua castellana.
Con semejante fama en internet, no es de extrañar que buena parte de los esfuerzos propagandísticos de Putin y de su Gobierno se hayan dedicado a cortar lo máximo posible el acceso de la población del país a redes sociales y demás páginas y plataformas de la red en las que aparecen todas esas noticias negativas. Cuando pese a todo, esas informaciones superan los filtros de la censura y llegan a los rusos, el Kremlin las califica como fake (falsas).
Rusofobia en las redes
Más allá de las críticas que realizan los internautas a nivel personal y de las informaciones que publican los medios de comunicación independientes, lo cierto es que la gota que colmó la paciencia de Putin, la que llevó al Gobierno ruso a ordenar el cierre de una red tan popular como Instagram, fue el anuncio de que Meta, la matriz de Facebook y de Instagram, permitiría que los usuarios de algunos países hicieran publicaciones llamando a ejercer la violencia contra los rusos y contra su presidente, incluso si estas eran amenazas de muerte.
Con Facebook e Instagram cerrados, los rusos se han lanzado en masa a buscar alternativas y ya parecen haberlas encontrado, pues VK, conocido como el Facebook ruso, y Telegram, que aunque nació con la idea de ser un servicio de mensajería tipo Whatsapp ya permite compartir contenido, les brindan la oportunidad de mantener contacto con amigos y seguidores.