Rusia ha asestado un duro golpe a la moral de Ucrania al haberse cobrado los mercenarios del grupo Wagner la vida de Yana Rykhlitska, a la que apodaban el ángel de Bajmut por lo mucho que hacía, como paramédica voluntaria que era, para atender a los soldados ucranianos y a los civiles heridos.
Yana Rykhlitska, de 29 años, murió cuando los mercenarios de Wagner tirotearon el vehículo de evacuación en el que se encontraba. Extrabajadora de una compañía de seguros, esta joven se unió voluntariamente a la lucha y se alistó en el ejército de Ucrania, que la destinó a la 93ª Brigada Mecanizada de Kholodnyi Yar.
Por su trabajo como paramédica, esta joven era muy apreciada, no sólo por los soldados, sino también por la población civil, pues todos encontraban en ella un rostro amable en los momentos más difíciles. «Yana fue una verdadera heroína, dispuesta a arriesgar su vida para ayudar a los demás. ¡Recuerdo eterno y gloria a nuestros héroes caídos!», publicó a modo de despedida el Ministerio de Defensa de Ucrania.
La muerte de Yana Rykhlitska supone todo un triunfo para Rusia, que consigue que la población de Ucrania ponga rostro a la muerte que encontrarán muchos de los que se desplacen al frente para luchar contra el poderoso Ejército ruso o contra los mercenarios de Wagner que trabajan para él.
El Gobierno de Ucrania, al informar acerca de la muerte de la joven, quiere hacer un ejercicio de transparencia y, de paso, tener una nueva mártir para su causa. Presentar a Yana como una heroína de guerra puede servir para que el odio hacia el invasor ruso y la valentía de las tropas ucranianas se mantengan en niveles altos.
Conocida entre periodistas y observadores
Aunque parca en palabras y cumpliendo siempre unas supuestas órdenes que le prohibían hablar con la prensa, Yana Rykhlitska era muy conocida entre los corresponsales extranjeros y los observadores que se desplazaron a Ucrania para conocer a fondo las circunstancias que rodean a la guerra.
Entre quienes le tributaron un pequeño homenaje a la joven paramédica estuvo la conocida periodista española Almudena Ariza. «Yana tenía 29 años y la conocí en el hospital militar de la asediada ciudad de Bajmut, en Ucrania. Era voluntaria en un lugar donde veía cosas terribles cada día. Nos dijo que no podía hablar a los medios pero nos ofreció café y sonrisas. Acabo de enterarme que ha fallecido», publicó en su cuenta de Twitter.