Que se imponga una multa por ruidos como los de una fiesta en un piso, los de un local de ocio nocturno o los de un botellón es algo habitual, pero que la sanción derive de los decibelios generados por un animal en un entorno rural y, concretamente, del mugido de una vaca es algo más extraño. A 300 euros asciende la cantidad de la multa que han recibido los propietarios de una explotación ganadera del municipio asturiano de Siero por los mugidos de la vaca de 15 meses Carmina, que alcanzaron los 74 decibelios y superaron, por tanto, el máximo de 55 que establece la legislación.
Los mugidos lastimeros de Carmina comenzaron hace casi un año, justo en el momento en el que los dueños de la explotación sacrificaron a su madre, algo que a la joven vaca le afectó mucho. Fue un vecino de la zona quien denunció las molestias que le generaban los mugidos del animal.
«Empezó a mugir mucho más porque al sacrificar a la madre tuvo que dejar de mamar de forma drástica», explica el propietario de la explotación ganadera a la Televisión del Principado de Asturias (TPA), para después añadir que los mugidos de la vaca que derivaron en multa sólo duraron unos días.
En el tiempo durante el que se prolongaron los mugidos está, precisamente, la principal discrepancia entre los propietarios de la vaca y el vecino denunciante. Mientras los primeros aseguran que no duraron más que unos días, el segundo sostiene que los padeció durante meses. El supuesto afectado por el ruido, además, añade en su denuncia que la explotación presenta problemas de insalubridad.
Los dueños de Carmina han recurrido la multa y, ahora, el Ayuntamiento deberá hacer una nueva medición para comprobar si los mugidos del animal siguen superando los 55 decibelios permitidos.
Pobre animal , a ver si le ponen la inyeccion , y asi todos contentos. Ella no sufre, los vecinos no tiene molestias y los dueños sacan dinero. Hala a seguir consumiendo cane y leche