Desde hace unos días, los vecinos de A Coruña han visto como las calles de su ciudad se llenaban de basura debido a la huelga de los trabajadores del servicio de recogida, pero esta desagradable situación no afecta a todos los residentes por igual y es que, según muchos han denunciado y tal y como puede comprobarse con un simple recorrido por la urbe, la cantidad de desperdicios acumulados varía de forma considerable entre los distintos barrios.
Mientras en barrios como el de Os Mallos la basura ha llegado a impedir la normal circulación de los transeúntes y a taponar la entrada a comercios y locales de hostelería, en muchas calles del centro de A Coruña los residuos se limitan a unos pocos cartones perfectamente ordenados junto a los contenedores.
Para los vecinos más críticos la causa de esta situación es simple: el Ayuntamiento quiere que la huelga se note lo menos posible en las zonas más nobles de la ciudad, las únicas por las que pasan la mayoría de los turistas que llegan, y se despreocupa, en cambio, por los barrios, cuyos vecinos y comerciantes son los únicos afectados.
La mayoría de los coruñeses desconocen los entresijos del conflicto, pues no tienen claro qué es exactamente lo que piden los trabajadores y qué es lo que ofrecen o dejan de ofrecer el Gobierno local que encabeza la alcaldesa Inés Rey y la concesionaria. Lo que sí saben es que, día tras día, aparece basura en la calle y que, en algunas vías y plazas, las condiciones son ya insalubres.
Una huelga de basura es de las peores que puede tener que afrontar un Gobierno local, pues sus condiciones son percibidas y también sufridas, en mayor o menor medida, por todos los ciudadanos. Los coruñeses mantienen la presión sobre la alcaldesa y su equipo y les exigen soluciones, mientras que los trabajadores, a instancies del comité de empresa, no parecen dispuestos a renunciar a sus pretensiones.
Problemas para hosteleros y comercios
Tener un montón de basura delante de la puerta de un negocio no parece lo más apropiado si se quiere que ese negocio tenga éxito y eso es justo lo que les pasa a muchos comercios y establecimientos de hostelería de A Coruña, sobre todo, como se ha apuntado anteriormente, a aquellos que se ubican en los barrios. Cuanto más alejados del centro e irrelevantes para el turismo, más afectados por el problema.
«Mis clientes no pueden ni entrar y el mal olor empieza a ser insoportable», comentaba la dueña de una peluquería coruñesa. La misma frase u otras muy parecidas las pronuncian propietarios de bares, dependientes de supermercados o encargados de comercios de ropa y es que los desperdicios y el mal olor no hacen distinciones en función del tipo de local aunque sí las hagan en función del barrio en que los negocios estén.
El Ayuntamiento, ante la persistencia del problema y con pocas esperanzas de alcanzar un acuerdo con los trabajadores a corto plazo, estudia declarar la emergencia sanitaria. Los trabajadores, por su parte, aseguran estar cumpliendo con la totalidad de los servicios mínimos que, por cierto, consideran abusivos.